jueves, 17 de marzo de 2011

¿Cuando se acaban las ideas se enciende? Un vicio.

¿Cuando se acaban las ideas se enciende? Un vicio.

Podría decirse que recibí el 2011 con estupor. Con “Rabia”. Con la alegría de los “Chicos”. Con los recuerdos de fiestas pasadas donde estábamos todos y las anécdotas que ocurrieron “En esa época”. Con la senilidad de los que ahora ¿acompañan? estando “Más allá del bien y lentamente”, viviendo desde hace un buen tiempo en su propio “Planet”. O simplemente con “Realidad”. De todas formas vuelvo a quedarme con estupor.

Corría el año 2006 en todo el mundo cuando publicaba mi tercer libro “Proyecto de difusión” a través de la editorial Simurg; el mismo consta de dos relatos, el primero titulado como el libro (en él me quiero detener) y otro.

En mí Proyecto, un grupo de personas (tres) va a realizar una supuesta “investigación” “por el mal que los aqueja”, a un pueblo de la provincia de Buenos Aires, que queda inconclusa. En el pueblo hay una montaña, lugar al cual se dirigen los “expedicionarios” a realizar sus tareas. El “grupo de tareas” es comandado por uno denominado en la ficción del texto como “el de barbita” o “quien parecía ser el jefe”. Arribaron a la localidad y se alojaron en “un bar” venido a menos, lugar donde se presentaron “como científicos”. Los personajes despliegan objetos dedicados a medir vientos y presión atmosférica delante de los parroquianos para llamar su atención. Finalmente abandonaron el lugar amenazando volver con novedades, cosa que no harían nunca.

Todas situaciones (entre otras, se deben estar escapando más) que se repiten, a veces de manera textual en el libro Aiwa de Sergio Bizzio. Algún mal pensado hasta podría llegar a decir: “che, este tipo te copió hasta el nombre…”.

Como buen abogado que soy; bajo ningún concepto utilizaría la palabra plagio. Me quedo con la idea de que mí Proyecto de difusión ha cumplido, al menos en parte, su objetivo.

Sergio Fitte.-

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